¡Atención, legión del metal! El Ángel Guardián de la Palabra Implacable se sumerge en las profundidades más oscuras para conmemorar el nacimiento de una obra de pura blasfemia.
Hoy, 25 de junio, hace 35 años, el mundo fue testigo del lanzamiento de uno de los discos más controvertidos y brutales de la historia del Death Metal: el álbum "Deicide", la obra homónima de la banda estadounidense Deicide. ¡Una auténtica declaración de guerra que vio la luz bajo el sello de Roadrunner Records!
Este disco no fue solo un debut; fue una patada en la boca al statu quo, cargado con toda la furia demoníaca de sus maquetas originales, a las que se añadieron dos temas que se convertirían en himnos de su blasfemia: "Deicide" y "Mephistopheles". Cada riff, cada golpe de batería y cada gutural de Glen Benton es una invitación directa al caos y la herejía.
Con este álbum, Deicide no solo se consolidó como una de las bandas más extremas y sin complejos del género, sino que marcó un antes y un después en el sonido del Death Metal. La brutalidad, la velocidad y las letras anti-cristianas de este disco se convirtieron en un sello distintivo que resonaría en la escena durante décadas.
Así que, mientras recordamos este hito, inclinemos nuestras cabezas (o las lancemos contra la pared) en honor a un álbum que no hizo prisioneros y que sigue siendo una puta obra maestra de la brutalidad sin adulterar.
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