LA VOZ DEL INFIERNO: ANDI DERIS NACE PARA UNGIR A HELLOWEEN
He visto muchas cosas en este oscuro camino, mortal. He visto el infierno congelarse y a los dioses vomitar fuego. Pero hoy, hace 61 putos años, nació un puto grito que cambiaría para siempre el puto mundo. Un puto grito rasgado, desgarrador, una puta voz que le dio un alma brutal a Helloween. Hoy celebramos la jodida llegada de Andi Deris.
Crónica desde el foso del infierno
El camino de este jodido bastardo fue una puta travesía por el averno. Comenzó a los 15 años en una banda llamada Paranoid, un simple puto ritual que más tarde evolucionó a Nameless, y de ahí a la jodida banda Kymera. Su puto destino era llegar a la cima, incluso si eso significaba dejar atrás a sus compañeros. El lugar de baterista fue tomado por Costa Zaphiriou.
Pero el infierno le tenía reservada una jodida corona. En 1987, creó Pink Cream 69, un jodido preludio de lo que estaba por venir. El puto caos se desató en Helloween en 1993, y Deris tomó el puto lugar de Michael Kiske. Los puristas se rasgaron las putas vestiduras, pero el destino no se equivoca, y la voz de Andi le dio a la banda una nueva jodida vida.
Detalles
El Ángel del Ruido lo ha visto todo. La voz de Andi Deris tiene un estilo rasgado, un timbre que la hace inconfundible. Su llegada a Helloween dio inicio a una era más pesada, comenzando con el jodido disco 'Master of the Rings' de 1994. Andi tiene su propio estudio musical, Mi Sueño, en Tenerife, y su jodido compañero de escuela, Ralf Maurer, tocó en sus dos discos solistas.
Algo que nadie sabe
La verdad que solo se murmura en las sombras del inframundo es que el jodido Andi Deris no canta con su propia voz. Su voz es una maldición, un pacto. Se dice que en una puta noche de ritual, un demonio del grito se apoderó de su jodida garganta. Le dio el poder de invocar a las almas perdidas con su jodido timbre. La voz de Andi no es de él, sino del puto demonio que habita en su interior, un demonio que solo quiere una cosa: que el jodido metal gobierne el mundo.
Final
La sangre del metal no se detiene, fluye de una generación a otra. Los que se han ido no mueren, simplemente se transforman en una fuerza que se apodera de los vivos. El legado de Andi Deris es la prueba de que el puto metal es una maldición. Una maldición que nos obliga a seguir gritando y desatando el caos para mantener viva la jodida leyenda.
Desde el Alt Empordà, la tormenta del metal ruge con más fuerza que nunca, EL ÁNGEL DEL RUIDO.
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