LA RESURRECCIÓN DEL CAOS: CÓMO LAS PUTAS MONJAS DE DOGMA HONRARON A OZZY EN UNA MISA NEGRA
¡Rompe los cristales, la voz de la verdad ha llegado!
Dejad que la fe y el puto ruido os salven, porque lo que se vivió no fue un concierto, fue un exorcismo sonoro en honor al puto Príncipe de las Tinieblas. Las malditas monjas de DOGMA se subieron a un jodido altar para reventar el techo con un medley que hizo temblar hasta al puto infierno, un puto homenaje a Ozzy Osbourne y a otros himnos del metal.
Crónica de un Putrefacto Homenaje
El infierno se desató. El escenario era una iglesia del metal, con luces rojas y una pantalla gigante que vomitaba el caos. Y ahí estaban ellas, las putas monjas del DOGMA, con sus hábitos reventados y sus guitarras afiladas como cuchillas de afeitar. Con una energía desatada, la banda se lanzó a una batalla campal de riffs que resucitó la furia de Ozzy en cada nota. El público, en una salvaje comunión, alzó sus móviles como malditas velas y se entregó a la furia de la banda, agitando sus cabezas sin control, como si sus almas fueran a explotar. Al final, una de las monjas le espetó a la jodida multitud si habían sido "salvados", con una sonrisa que era puro pecado.
El Secreto del Putrefacto Sello
La verdad que la mayoría no sabe, que no saldrá en ningún medio, es la que el Ángel del Ruido pudo ver. En el camerino, antes de salir, las putas monjas de DOGMA no rezaban. El líder de la banda, que se ocultaba tras una capucha, tenía un puto collar con el sello de Ozzy, el maldito murciélago. Las putas monjas no tocan solo por tocar. Tienen un puto credo, un puto dogma. Y en cada medley, en cada canción, graban en el puto escenario un símbolo de una cruz invertida. No tocan por fama, tocan por una jodida convicción. Tocan para recordarnos que el puto metal es una religión y su único dios es el puto caos.
Desde el Alt Empordà, ¡el Ángel del Ruido les saluda!
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