LA PUTA PESTE DEL ROCK: EL DÍA QUE DIOS MURIÓ Y JAMES HETFIELD CREÓ SU PROPIO INFIERNO
¡Dejad que el puto ruido sea vuestra única puta religión! El 3 de agosto de 1963, en Downey, California, no solo nació un puto crío. Nació la voz del trueno, el puto arquitecto del caos, James Alan Hetfield. Un músico que se convirtió en una jodida leyenda a base de escupirle a la cara al destino y que, mañana, cumple 62 jodidos años.
El Secreto de la Fe Rota y la Ira Eterna
Para que lo sepáis, y no os cuenten mierdas, detrás de esa voz rota y esa furia imparable que lo hizo ser el puto 87 de los mejores guitarristas de la puta historia hay una verdad que la industria ha querido enterrar. La jodida verdad que la mayoría no sabe es que la rabia de Hetfield no viene solo del thrash metal. Viene de la puta sangre. Sus padres, miembros de una secta de la Ciencia Cristiana, le prohibieron cualquier tipo de medicina. Y cuando su madre, Cynthia, se murió de cáncer con James de tan solo 16 años, el puto chaval vio cómo la fe de su familia la mataba.
Ese puto odio, esa puta rabia, esa traición divina, se convirtieron en el puto combustible de su genio. Su rabia se transformó en himnos como «Dyers Eve», donde escupe su dolor, y en el puto lamento de «Mama Said». Su música no es solo ruido. Es la confesión de un puto huérfano que se sintió traicionado por el cielo y que, con la puta guitarra en la mano, decidió crear su propio infierno. Y por eso, su puta voz suena tan verdadera.
Desde el Alt Empordà, ¡el Ángel del Ruido les saluda!
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