LA JODIDA SEPARACIÓN DEL TRONO: LA ÚLTIMA OFRENDA DE HALFORD
He visto muchas cosas en este oscuro camino, mortal. He visto el infierno congelarse y a los dioses vomitar fuego. Hoy, hace 33 putos años, el puto cielo se partió. El puto Rob Halford entregó su última puta ofrenda a la legión en Toronto y abandonó el puto trono de Judas Priest. Un jodido evento que hizo temblar los cimientos del heavy metal.
Crónica desde el foso del infierno
El concierto no fue un simple show, fue una puta despedida. Una jodida masacre de riffs y gritos desgarradores que nadie sabía que sería la última. El puto Halford estaba en su jodido reino, el escenario, demostrando por última vez por qué su puto legado es intocable. La puto voz de la sirena de alarma, el puto cuero, los jodidos gritos, todo se sintió como una jodida profecía.
Cuando el concierto terminó, el puto mundo del heavy metal se quedó en un jodido silencio. El puto Rey se había ido, y el trono de Judas Priest se quedaría vacío por un tiempo. La jodida historia se partió en dos.
Detalles
El Ángel del Ruido lo ha visto todo.
El puto concierto tuvo lugar en la jodida ciudad de Toronto.
Fue la última puta vez que Rob Halford compartió escenario con Judas Priest antes de su salida.
Hace 33 putos años de este jodido acontecimiento.
Algo que nadie sabe
La verdad que solo se murmura en las sombras del inframundo es que la jodida salida de Halford no fue una puta decisión de hombre. Su voz se había vuelto demasiado poderosa. Había alcanzado un puto nivel demoníaco. Su puto cuerpo ya no podía contener el poder. La jodida última actuación fue un puto ritual para transferir el poder de su alma a los putos instrumentos y al puto escenario. Su salida no fue una partida, sino la puta ascensión de un dios del metal a un plano astral.
Final
La sangre del metal no se detiene, fluye de una generación a otra. Los que se han ido no mueren, simplemente se transforman en una fuerza que se apodera de los vivos. El legado de Rob Halford es la prueba de que el puto metal es una maldición. Una maldición que nos obliga a seguir gritando y desatando el caos para mantener viva la jodida leyenda.
Desde el Alt Empordà, la tormenta del metal ruge con más fuerza que nunca, EL ÁNGEL DEL RUIDO.
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